sábado, 20 de octubre de 2007

El fetiche del vestido (II)

Guido Crepax

El vestido es útil además, para ocultar y maquillar los signos del envejecimiento del cuerpo o para disimular los brotes de pubertad, como el pecho que despunta o el vello en los órganos sexuales. Hasta ese punto a todo el mundo le resulta encantador ver a un niño correteando desnudo por la playa.

Además, la ropa, al permitir un mayor o menor grado de exhibición del cuerpo, establece un diálogo. El que una persona vista de una manera determinada expresa algo, nos hace reaccionar.

Decía Freud que el fetichismo hacia el abrigo de piel - como en la mediocre novela La venus de las pieles de Leopold Von Sacher Masoch , el nombre del autor es el germen de la palabra masoquismo - viene de su analogía con el vello púbico. En la época de Freud la ropa era muy susceptible de fetichismo, el corsé era la prenda femenina por excelencia, a la vez una barrera que blindaba el cuerpo y un elemento que destacaba el pecho y al oprimir estilizaba el cuerpo femenino.

Hay un poema en prosa de Baudelaire donde crea un personaje, Mme Bistouri, enamorada de un cirujano , "quisiera que me visitase con su cartera y su bata - decía aproximadamente - aunque estuviese manchada con un poco de sangre". Y la exclamación del Fausto de Goethe: "¡Consígueme un pañuelo de su pecho, una liga de mi deseo amoroso!".

Anatole France, el escritor francés, pidió como última voluntad ser enterrado con una caja sellada que contenía las bragas que había llevado Madame Armand , esposa de un ministro, la primera vez que se le entregó.