jueves, 22 de noviembre de 2007

El nombre de la Roma


¿Recordáis el final de El nombre de la Rosa ?; Adso de Metz, ya anciano , escribe los recuerdos de su aventura con Fray Guilermo de Baskerville en un manuscrito. Dice que está cansado, que no sabe para quién deja ese texto y concluye con la frase lapidaria: stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus . De ese latinajo Umberto Eco sacó el título de la novela.

Pertenece la cita a un largo poema de un rimador de escasa calidad del siglo XII, Bernard de Morlas . Reflexiona en ese poema sobre la caducidad del poder y la fama, habla de los imperios y personajes del pasado, de Babilonia, de Rómulo y Remo. Justo después de nombrar a éstos, la edición que ha circulado mayoritariamente introduce un verso definitivo: stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus (La rosa antigua está sólo en el nombre, nos quedan meros nombres) . Hermoso pero a la vez un disparate colosal. En ese contexto, tras la mención de Rómulo y Remo stat rosa es imposible, sólo puede ser stat Roma.

Una errata producto de las sucesivas copias sobre el original. Una errata que ha dado lugar al archifamoso título de la novela y película y hasta a un poema de Jorge Guillén.