sábado, 10 de noviembre de 2007

LOS ENEMIGOS

Thomas Rowlandson

Los antiguos alababan a sus enemigos. Decían de ellos que eran fieros guerreros, inteligentes y hábiles, guapos y ricos. De ese modo, cuando vencían, tenía mucho mérito, y si perdían, era ante los más grandes.

La estrategia moderna, según Huizinga, comienza en el siglo XV, (El otoño de la Edad media), con el desprecio del enemigo. Con las guerras napoleónicas los ingleses inundaron las islas con caricaturas de los franceses (sobre todo las de Thomas Rowlandson) como una especie de macacos cubiertos de harapos que comían ajos y no se cortaban las uñas de los pies.

El fanatismo y la intolerancia contra lo distinto es “la única fuerza de voluntad de la que son capaces los débiles” (Nieztsche, Más allá del bien y del mal). Tras citarle una opinión de Epicuro, el estoico Séneca comenta a Lucilio: “Acostumbro a pasar al campamento enemigo, no como tránsfuga, sino como explorador ( sed tamquam explorator).” (Séneca, Cartas a Lucilio).

Toda persona cuerda sabe en su interior que ni todo su cuerpo ni toda su alma están por completo en el mismo bando. Lo dijo así Ortega : “Esa lucha contra un enemigo a quien se comprende, es la verdadera tolerancia” (Meditaciones del Quijote)