miércoles, 23 de abril de 2008

Antiafrodisíacos

Personaje híbrido poco afrodisíaco

En esta época de lujuria lo más conveniente es saber como vivir contenido. Existen unas ayudas contrastadas.

El especialista en amores, el poeta romano Ovidio escribió en el Remedia Amoris que evitar el ocio es una buena solución. Venus olia amat, señalaba ( Venus ama el ocio). Permanece activo y estarás a salvo, clama el poeta. Estudia leyes, ocúpate en la agricultura o en la caza, o pescando.

El acuerdo es total. Siempre pensé que el exceso de apego al sexo solía ligarse a falta de cultura. Igual que el apego a las reuniones familiares. Donde no hay cultura, hay cuñados ( con algo hay que entretenerse ) y en lo privado, vídeos porno.

Habitualmente se han considerado algunas actividades como anafrodisíacas. El estudio mental intenso, el ayuno, dormir mucho...

Y luego están los alimentos y vicios antilujuriosos. El exceso de vino y licores, lo mencionan constantemente los textos clásicos hindúes, actúan como antiafrodisíacos. El tabaco, la valeriana, el bromuro de potasio, la cocaína, aminoran las inclinaciones sexuales. También he leído que la limonada y las bebidas ácidas en general.

Entre los griegos antiguos, era famoso el culto o festival de la Tesmoforia, festival en honor de Demetrio Tesmóforo cuyas celebrantes eran mujeres casadas que tenían que abstenerse de excesos sexuales durante los nueve días anteriores. Para conseguirlo cubrían sus lechos con hojas y hierbas que producían efectos refrescantes. Entre esas plantas figuraba el agnocasto, también conocido como árbol de la castidad. Además las mujeres comían ajos, cuyo olor desagradable disuadía a sus esposos de aproximarse.

Por cierto, del árbol llamado agnocasto se decía en la antigüedad que sus hojas tenían efecto antilujuria. Dioscórides, médico del ejército griego del siglo I y autor de la obra De materia médica es uno de los que menciona lo de las hojas de agnocasto en las mujeres, previo al festival de Tesmoforia.