jueves, 11 de septiembre de 2008

La noche

Piero de la Francesca, sueño de Constantino

Omnipresente en la literatura, Las mil y una noches, Sueño de una noche de verano. San Juan de la Cruz, la Noche oscura, la que juntaste amado con amada. Jesús nace de noche y resucita de noche. Novalis, su romanticismo es un cántico a la noche. Los nocturnos de la música clásica, Chopin escribió 16. Hasta en el derecho, la nocturnidad es un agravante, en el código penal.

Porqué nos da miedo y nos atrae la oscuridad de la noche. En parte tiene mala prensa, la muerte se asocia con el sueño, en la simbología se contrasta con la luz, la vida. Es síntoma de soledad, depresión, pero también de orgía. Porque el hombre puede romper con el ritmo de la naturaleza y vivir y actuar por la noche.

En el arte, la primera pintura de un nocturno que recuerdo es el ciclo de frescos La leyenda de la cruz del pintor Piero de la Francesca, en el coro de la Basílica de S. Francisco en Arezzo. En uno de ellos, el titulado El sueño de Constantino , un ángel viene a alertarlo de que vencerá al paganismo y de éste emana la luz.


La noche procura una concentración que el día no tiene. También desinhibe, es cómplice. Envuelve y consigue un espacio cálido. Es tiempo de franquezas. En la noche de San Juan la sociedad se recuerda a sí misma que su basamento es el desorden, el caos.

La noche es engaño y disfraz, disimulo. La luz en exceso ciega. Venimos de una cultura de miles y miles de años en los que no había electricidad, era una cultura diurna. A partir del siglo XVI empieza una cultura de la noche; en ese siglo,en el XVII y XVIII también, todas las reuniones en los salones franceses, las fiestas del Vaticano, eran de noche, a la luz de innumerables candelabros, muy caluroso en verano.

En la noche, siendo la parte del día que se destina al descanso, a la vez es el momento en que todo lo importante sucede, los amores, las confesiones, las grandes inspiraciones. Nos reflejamos en ella porque todos tenemos una parte oscura que nos es indispensable. El amor, el horror, reclaman el mismo escenario: la noche.

En Noruega hay seis meses de noche absoluta, lo que eleva la tendencia al suicidio, para evitarlo, durante el día, las luces de las calles van a mucha mayor potencia que durante la noche,para que exista diferencia.

Hay una película de fines de los 70s, de Alain Resnais, Providence, en ella un hombre cree estar muriéndose en una noche terrible insomnio, lleno de rencores y visiones apocalípticas. Todo eso se desvanece por el día, los rencores caen y vuelven las pequeñas alegrías. La noche termina bien, con la claridad, mientras que el día acaba cayando poco a poco en tinieblas.