domingo, 30 de noviembre de 2008

Gudrun Burwitz, hija de Himmler

Puppi con Papi, 1938, a los 9 años
Ya tiene 79 años, es hija de Heinrich Himmler, el terrible jefe de las SS hitlerianas y es hoy la mente y el motor de la más eficiente organización de ayuda a los nazis sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial. Gudrun Himmler de Burwitz utiliza sólo el apellido de casada por los obvios escalofríos que produce el de su padre.

La organización que dirige Gudrun Himmler se llama Stille Hilfe, que se traduce como Ayuda en silencio. La mujer vive en Fürstenried, un suburbio de Munich, oficialmente con una modesta pensión. Pero Stille Hilfe maneja cuantiosos fondos que sirven para pagar a los abogados defensores de los nazis sometidos a juicios, para asistir a quienes por su avanzada edad están muy enfermos, o para sostener a los criminales de guerra encarcelados.El socorro discreto es dirigido con tenaz entusiasmo por Puppi (muñeca), como llamaban a la hija de Himmler cuando era una bella niña rubia, adorada como una pequeña diosa por los miembros de las SS.

El 4 de junio de 1941, cuando Gudrun, hija única de Himmler, se quejó ante su padre porque lo veía poco, el capo de las SS la llevó a dar un paseo por el campo de concentración de Dachau. Fue maravilloso, escribió en su diario, recordando que su padre le mostró perales, cuadros pintados por los prisioneros destinados al martirio y los bien cuidados huertos del campo de exterminio. "Hoy hemos estado paseando por el campo de concentración de Dachau y papá me ha enseñado la huerta donde crecen las lechugas y los cereales. Después hemos visto los cuadros que han pintado los prisioneros. Eran todos muy bonitos. Al final hemos almorzado muy bien". Esto escribió en su diario la pequeña Gudrun, cuando tenía 11 años.

A la niña de pelo rubio le fascinaba la botánica. Quizá por eso no se le ocurrió preguntar a su padre qué hacían tantos hombres y mujeres esqueléticos encerrados entre las altas alambradas que rodeaban Dachau.

Fue la primera y la última vez que Gudrun visitó el interior de un campo de concentración y jamás olvidará aquel entrañable rato que pasó junto a su padre, al que vio muy poco entre los años 1940 y 1944.

Durante esos largos periodos de ausencia, Gudrun recortaba las fotos de su padre que los periódicos alemanes publicaban con frecuencia para pegarlas en su álbum y no olvidar su rostro de lo poco que le veía. La última vez que Gudrun vio a su padre, el temible jefe de la Gestapo, Heinrich Himmler, fue en noviembre de 1944. A partir de entonces, y hasta aquel fatídico día de mayo de 1945 en el que el jerarca nazi se tragó una cápsula de cianuro, la pequeña Püppi, como solía llamarle también su padre, tan sólo habló con él por teléfono en unas cuantas ocasiones. Himmler decidió quitarse la vida dos días después de ser detenido por los soldados británicos.

En su diario, Gudrun recuerda que su padre la llevaba a pasar la Navidad con Hitler y que en los últimos tres años prácticamente hablaba sólo por teléfono con Himmler. Tras el suicidio de Hitler, el jefe de las SS, capturado por los aliados, se suicidó con una pastilla de cianuro. Puppi, que por entonces era una adolescente de 16 años, y su madre, fueron encarceladas por cuatro años en una prisión del sector británico de la Alemania ocupada.

Después llegó la amnistía y el compromiso de una desnazificación que Gudrun Himmler, por supuesto, no cumplió. Stille Hilfe nació en noviembre de 1951 bajo el manto protector combinado de miembros de la aristocracia alemana y distinguidos personajes de las iglesias católica y protestantes germanas, inspirados por un grupo de ex jefes nazis. Presentada como una organización humanitaria, la fundadora del socorro nazi fue la princesa Helene von Isenburg, quien pidió al papa Pío XII la liberación de 700 altos jefes del Tercer Reich, recluidos en la cárcel bávara de Landsberg. Pío XII prometió ocuparse y envió a monseñor Josef Zabkar, que recibió la lista de los perseguidos. Entre ellos estaba el príncipe de Waldeck-Pyrmont, asistente de Himmler y un pelotón de miembros de los Sonderkommando, los escuadrones de la muerte de las SS que actuaban en la retaguardia alemana en los países ocupados del Este europeo. Entre los fundadores de Stille Hilfe figuraban varios obispos, como el de Colonia y el responsable de Caritas de Alemania.

Gudrun Himmler se casó por entonces con el escritor Wulf-Dieter Burwitz. Tuvieron dos hijos. Puppi se convirtió pronto en el corazón de la organización de ayuda nazi, cuyas redes de socorro se extendieron desde Munich a Roma, Argentina y Sudáfrica ya en los años 50, Gudrun Himmler y sus compañeros no sólo defienden la obediencia debida sino que niegan la existencia de los campos de exterminio y el holocausto de millones de personas.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Libertad en movimiento




John
Stuart Mill
en su ensayo Sobre la libertad, considera a ésta solamente necesaria para lo verdaderamente importante, que el hombre pueda trazar el pan de su vida según su propio carácter. Concluye que con tal de que una persona tenga un cierto grado de sentido común y de experiencia, su propio modo de arreglar su existencia es el mejor, no porque sea mejor en sí, sino porque es el suyo.

Lo que Goethe hace decir a Dios en el Fausto : "no es el error lo que pierde al hombre, sino la inactividad", Y Fausto, al final, exclama: "Ésta es la última palabra de la sabiduría, solo merece libertad y vida quien diariamente sabe conquistarlas".

miércoles, 26 de noviembre de 2008

LOS SOUVENIRS


Parece que en la época de Tiberio y de Vespasiano, a principios de la era cristiana, se popularizaron unos vasos de cerámica, que eran vasos pornográficos y tenían la doble función de servir para beber y también cumplían perfectamente la función de guardar como recuerdo, pues llevaban una leyenda que aludía a lo representado en el vaso.

De estos vasos se conservan ejemplares.

También en "La Odisea", Homero cuenta cómo Ulises iba recopilando regalos allá por donde pasaba.

O el concepto religioso que, desde la más remota antigüedad, llevaba a los peregrinos griegos y romanos a coleccionar pequeñas imágenes de dioses y diosas.

Más tarde, los cristianos siguieron el empeño en la Edad Media con las conchas del Camino de Santiago, decorando los sombreros, los hábitos y las capas. Geoffrey Chaucer lo contó en sus Cuentos de Canterbury.

El gran boom lo experimentaron a raíz de las exposiciones universales de Filadelfia, y Chicago, en el Siglo XIX.

martes, 25 de noviembre de 2008

LA NECESIDAD DE LA LECTURA

Escriptorium de la Edad Media

¿Porqué leemos?. Un compañero de Universidad, Michel, decía que él nunca lo hacía, lo consideraba algo muy raro, sentarse deliberadamente a descifrar una historia inventada que te cuenta otro …

Porqué leemos novelas. Este es el título de un libro de la española Ana Rodríguez Fischer, cuyo subtítulo es Guía para disfrutar la literatura. A esa pregunta respondieron algunos novelistas como lectores. He aquí una muestra:

Ana María Navales: "Leer para vivir lo que no vivimos".

Luis Landero : " Porque encontramos en ellas (las novelas) la plenitud que casi siempre se nos niega en la vida. (...) Porque nos gusta la soledad. Nunca estamos tan solos como cuando leemos (en circunstancias normales, se entiende). (...) Porque necesitamos un poco de silencio. Porque los libros curan las penas. Porque nos sentimos, leyendo, un poco menos solos, sin necesidad de salir a la calle ni hablar con los demás".

Pedro Sorela: "Nos ofrecen nuestro mundo... idealizado. Nos hacen vivir, en nuestro mundo, otras aventuras".

Ana Rodríguez Fischer cita después a Javier Marías: "quizá seguimos escribiendo literatura, y leyendo la que se escribe hoy día, porque cada época necesita esa clase de pensamiento aplicada a sí misma, porque necesitamos la indagación de nuestra propia zona de sombra, que no coincide en todo con la de nuestros antepasados".

Yo tengo una teoría evolutivo - darwiniana, que no tiene nada que ver con todas las opiniones anteriores: Leer es una necesidad biológica de la especie. En el cuarto capítulo del Ulises, Joyce lo evoca muy bien, cuando Leopold, el protagonista absoluto de la novela, caga y lee el periódico y el ritmo de la lectura acompaña el ritmo del esfínter.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Apuntes sobre el placer

El Partenón. De Wikipedia


Algunas ideas extractadas del maestro Antonio Escohotado:
Los antiguos atenienses no parecían tener ningún complejo en practicar libremente el sexo. Los griegos no tenían ningún problema con el sexo, porque no fueron ascéticos, pero les aterrorizaba el alcohol. Los jóvenes tenían prohibido beber, lo mismo que las mujeres, salvo que fueran cortesanas. Platón afirma que los viejos deben hacer libaciones a Dioniso (entiéndase beber) cada vez más frecuentes, pues nada alivia en mayor medida las miserias de la senectud. Grecia fue un importante exportador de vino, y Dioniso (el Baco de los romanos) era un dios terrible, símbolo de lo irracional y salvaje. El mejor testimonio lo encontramos en Las Bacantes, la tragedia de Eurípides, donde Dioniso inspira canibalismo y parricidio.
Los romanos tenían el mismo problema con el vino, lo heredaron de los griegos. Durante la República, cuenta Tito Livio la historia de una mujer que fue sorprendida con las llaves de la bodega y condenada a no salir de allí hasta haber muerto de hambre. La costumbre se relajó al progresar el Imperio y el vino borró su estigma al identificarse con la sangre de Cristo en el rito de la misa. Como ocurre con otros vicios y placeres, nos fuimos acostumbrando y hacia el siglo XIII aparecieron los aguardientes. Desde entonces, el alcohol ha sido un fiel compañero para buena parte de la humanidad.
Volviendo a los griegos, aquella cultura fue admirable. Grecia brilló dos siglos y luego acabó devorada por su propio éxito, que la llevó a entregar todo el trabajo a esclavos y entrar en una decadencia por recesión. Por lo que se refiere al sexo, los grandes problemas llegaron con el cristianismo, aunque los romanos ya habían prohibido con anterioridad los ritos báquicos. Livio cuenta que miles de personas fueron ajusticiadas por participar en ellos.
En las bacanales se ingerían todo tipo de drogas. Eurípides cuenta que Ulises dio de beber a Polifemo un vino tan fuerte que debía ser aguado en cuatro quintas partes, so pena de enloquecer. Quizá los cargaron con extractos de belladona, beleño, hachís, opio, cáñamo e incluso hongos. Lo mismo ocurría en las celebraciones de la gran institución religiosa griega, los Misterios de Eleusis, que persistió hasta la caída del Imperio Romano. La inefable impresión que el ritual causaba en sus peregrinos sólo puede explicarse por magia o por química. Entre sus iniciados se encontraban Platón, Aristóteles, Cicerón, Adriano o Marco Aurelio, todos ellos prototipos de sobriedad intelectual. Fueron los obispos cristianos de Alarico quienes destruyeron el santuario eleusino.
En los Misterios de Eleusis según investigaciones de Albert Hofmann y otros. los iniciados pudieron consumir un brebaje preparado a partir del cornezuelo del centeno, que sigue creciendo allí en una variedad especialmente poco tóxica. Los sacerdotes eleusinos se llamaban hierofantes (“reveladores de lo sagrado”) y psicopompos (“los que ponen de manifiesto lo anímico”) e imponían a sus iniciados la llamada reserva mistérica. Todos juraban por su vida no revelar nada sobre el rito de iniciación. Pero no ya en Eleusis y en otros cultos mistéricos del Mediterráneo, sino en Asia, África y América es evidente que las comuniones religiosas previas al monoteísmo se hacían con sustancias psicoactivas.
Al respecto, Epicuro alertó contra quienes viven de vender la vida eterna, y asustan con infiernos. “Sólo cabe temer –dijo– el dolor que acompaña al acto de estar vivo”. Por lo demás, el placer epicúreo, la hedoné, tiene mucho de severidad y matemática; el camino de una vida sensata consiste en evitar que placeres menores nos desvíen de placeres mayores. Evitar los excesos, incluso los copulativos. Imagínese un profesional del porno, que tras horas de trabajo acaba sintiendo incomodidad en las zonas evocadoras del goce carnal.
Los primeros cristianos aborrecieron el pensamiento de Epicuro. ¿Qué hacer con alguien que tildaba de dementes y manipuladores a quienes metiesen miedo con el más allá? Durante el breve retorno al paganismo que representa Juliano el Apóstata sabemos por el propio Juliano que las obras de Epicuro ya eran difíciles de encontrar. Pero de los centenares de escritos de Demócrito, otro gran moralista ateo, tampoco ha quedado prácticamente nada. Gran parte de la memoria antigua desapareció con el incendio de Alejandría y de las demás bibliotecas públicas romanas.
Roma heredó como decimos una parte de esa actitud, pero matizada; mantuvo vigente una norma –si no recuerdo mal, la Lex Escantinia– que preveía enterrar vivo al invertido sexual. Sin embargo, en Vidas de los Doce Césares, Suetonio menciona a emperadores pederastas como Tiberio en su vejez, emperatrices disolutas y orgías como las organizadas por Calígula y Nerón. Historiadores posteriores cuentan otro tanto de Cómodo y alguno más. Por ejemplo, Adriano fue sin duda homosexual. Las clases privilegiadas se permitían ciertas veleidades prohibidas al resto. A pesar de las abundantes historias libertinas de conocidos personajes históricos, como Mesalina, los romanos fueron sinceramente autoritarios en estas cuestiones, y quizá el pueblo más puritano de la cuenca mediterránea.
La acusación de lujurioso –aplicada a césares, senadores, generales y aristócratas– aparece con alta frecuencia en los textos de los grandes cronistas romanos, como Livio, Salustio o Tácito. Lucrecia se suicida porque Tarquino la amenaza con decir que ha sido descubierta fornicando con un esclavo. Por lo demás, todos los ciudadanos que tenían esclavas de buen ver dormían con ellas cuando querían. El peligro de que sus esposas hiciesen lo mismo era que el pater familias cargase con bastardos. Nerón se hacía traer rodaballos del Atlántico, sirviéndose de un carísimo sistema de transporte que destripaba caballos durante el día y conservaba por las noches el pescado en hornos de cal rellenos de nieve. Pero el viaje duraba al menos una semana. Sin duda, Nerón digería un género que para nosotros sería infecto. En aquel tiempo, la plebe romana vivía de vales de economato, como ahora en Cuba, y esos dispendios resultaban tanto más odiosos para el moralizante historiador romano.
En conclusión, la ignorancia sigue ligando epicureísmo con orgías y ebriedad incontrolada, aunque sea una ética de sencillez casi puritana. Epicuro, pero es un moralista bastante más limitado que su maestro, Aristóteles. La matemática epicúrea del placer –en última instancia, no dejar que el corto plazo nos esconda el largo– es, por otra parte, un buen compañero para experimentar con toda suerte de cosas capaces de convertirse en dolores, como los afectos, las ideologías y las sustancias psicoactivas, donde ser incauto y tener baja la propia estima lo paga uno convirtiéndose en una piltrafa o un fanático. Siempre existe un justo término medio.

sábado, 22 de noviembre de 2008

La sexualidad de Grecia y Roma


Según la mitología griega el seductor Zeus se enamoró tan ardientemente del joven Ganímedes que le secuestró, le llevó al Olimpo y le convirtió en su amante. También Apolo sucumbió a la belleza de Jacinto, un adolescente mortal, a quien se entregó incondicionalmente. Aquiles y Patroclo fueron más que amigos durante la Guerra de Troya.

Son muchas las historias mitológicas que giran en torno al amor entre hombres, muchas veces dioses o semidioses y jóvenes, que sirven de ejemplo del pensamiento heleno con respecto al amor homosexual masculino, el más perfecto y puro según su cultura.

En la realidad, fueron célebres las relaciones entre Alejandro Magno y Hefestión o entre Platón y varios de sus alumnos. Y ya en Roma, el amor entre el emperador Adriano y Antinoo, o el apodo de Julio César: Hombre de todas las mujeres y mujer de todos los hombres.

A cualquiera de ellos hubiese sido absurdo plantearles: ¿Homosexual o heterosexual? ¿Bisexual? Ninguno de ellos lo hubiese entendido porque se trata de conceptos modernos, nacidos a raíz de las sociedades industriales. En la Antigüedad, ni griegos ni romanos contaban con identidades sexuales definidas. Los primeros amaban la belleza, y los segundos, el placer, aunque tuviese que ser discreto. Además, ambas culturas fueron precedentes a la difusión del ideal moral judeocristiano de pecado, que criminalizó el erotismo en general y cualquier relación sexual sin la reproducción como fin.

Pero no nos engañemos, tanto la Grecia clásica como Roma están muy lejos de poder ser consideradas culturas libres, sexualmente hablando. Existían reglas tácitamente aceptadas que no estaba permitido transgredir. Esto podía conllevar ser criticado públicamente por comportamiento indigno, multas o ir a la cárcel. Una de las normas a respetar era la diferencia de edad.

Se permitía la unión entre un maduro ciudadano y un adolescente, pues mantener una relación duradera más allá de la edad adulta significaba el escarnio público. De hecho, en la Grecia de Pericles era una tradición imprescindible que los jóvenes futuros ciudadanos mantuviesen este tipo de relaciones como parte de su educación. El adolescente, tras el cortejo y el beneplácito de su familia, se convertía en el amado (eromenos) del adulto (erastes), quien adoptaba a partir de entonces el papel de maestro y protector.

La idea era que el erastes guiase al más joven y le mostrase a la vez, los placeres de la vida. Cuando el joven dejaba de ser imberbe, la relación debía terminar. Entonces, el incipiente ciudadano se casaba y pasados unos años se convertía a su vez en el erastes de otros jóvenes.

Estas relaciones eran complementarias al matrimonio o las visitas a los prostíbulos y eran consideradas puras y perfectas por los griegos ya que se basaban en la mutua admiración. El joven accedía a los secretos de la areté (perfección de la virtud intelectual). El adulto, por su parte, tenía la oportunidad de gozar del ideal sublime de belleza griega: el joven cuerpo masculino, plasmado en esculturas, pinturas y mosaicos. En la cama, los papeles también estaban repartidos. El erastes era el activo porque se le presuponía el vigor y virilidad de un atleta o soldado y el eromenos, el pasivo. La pasividad en las relaciones homosexuales fue criticada o censurada.

En Roma, heredera de los ideales clásicos, la familia se convirtió en el núcleo de la sociedad y el papel del maestro lo ocupó el padre, quedando fuera el componente sexual. Desaparecieron, al menos de forma pública, las relaciones entre adolescentes casi impúberes y patricios adultos. La homosexualidad se practicaba, pero de forma discreta. Se toleraba mientras no pusiese en peligro a la familia, la gran institución romana. Como ejemplo, la infidelidad con otra mujer se consideraba mucho más grave que con un hombre. En esta tolerancia subyacía que el matrimonio debía ser protegido porque era el instrumento para perpetuar el imperio, pero las relaciones homosexuales eran sólo por placer. La prostitución masculina se generalizó. Era natural que un patricio acudiese a gozar tanto con jovencitas como con efebos. Era una forma más de obtener placer, sin ninguna carga moral. Tanto es así que los padres de la élite romana solían comprar un esclavo a sus hijos para que pudiese volcar en él los ardores adolescentes.

Pero cuando el cristianismo se asentó (siglo IV-V), todo cambió. Fundamentalmente en un aspecto: la tolerancia.

En primer lugar la historia de Roma tiene 1200 años, hubo hombres como Catón el viejo que representaban lo más romano entre lo romano y que renegaba de estas influencias griegas. El amor efebo tuvo fuerza en la grecia arcaica, clásica, y helenística, pero a medida que avanza el imperio se va apagando, y ya no digamos a partir de Constantino. Pero de todas formas en el siglo II d.c. esas costumbres griegas, y esas infidelidades tan comunes en el siglo I a.c. y I d.c. ya no serán tan acusadas, y comienza a proliferar la literatura sobre las parejas heterosexuales.

jueves, 20 de noviembre de 2008

La educación es una entelequia


Un punto de vista radical referente al papel de los padres en la educación, es el de la psicóloga Judith Rich Harris, en su libro “El Mito de la Educación”.

Harris afirma a grandes rasgos tres cosas: 1) que los miles de estudios de socialización cuyo fin es identificar la efectividad de diferentes tipos de educación, son básicamente inválidos; 2) que los padres tienen una influencia escasa o nula sobre la personalidad de los hijos, tal como se deduce de los estudios de gemelos y de adopción; y 3) que la socialización de los niños y jóvenes se produce a través del contacto con sus amigos. Serían pues, los colegas los verdaderos padres y maestros.

En la primera parte de su libro, Harris, ataca sin piedad los métodos empleados en los estudios de socialización, los cuales se realizarían más o menos así: se elige un niño dentro de una familia y se analiza tanto el tipo de educación como la personalidad e inteligencia del niño; se realizan suficientes observaciones de manera que se pueda encontrar alguna correlación entre ambas cosas. Típicamente, estos estudios encuentran que las personas inteligentes y sensatas, capaces de controlar su vida, y que educan ‘bien’ a sus hijos, tienen, en general, hijos, inteligentes y sensatos y capaces de controlar su vida (y a la inversa). De aquí concluyen que ‘as buenas prácticas educativas tienen efectos positivos sobre la personalidad.

¿Es eso cierto? Debería serlo, miles de psicólogos y educadores no pueden estar equivocados. Lo están, afirma Harris, estos científicos están llevando sus conclusiones mucho más lejos de lo que
permitirían los datos. En primer lugar, estos estudios no permiten distinguir los efectos genéticos de los educativos. Pudiera ocurrir que las personas inteligentes y equilibradas tengan hijos con estas características, debido a que les transmiten sus genes. De hecho, cuando se diseña el estudio para distinguir este tipo de efectos, como ocurre con los gemelos criados aparte, lo que se ve es que la educación tiene poca influencia.

Harris emplea otros argumentos adicionales. El primero es que el tipo de educación es característico de cada cultura. Por ejemplo, en USA los asiáticos suelen emplear un estilo de crianza más autoritario que los blancos, a pesar de lo cual no se ha detectado un efecto negativo en la personalidad (y de hecho su media del CI es más alta). Por otro lado, el estilo educativo ha cambiado en los últimos años en muchos países, haciéndose menos autoritario.

¿Dónde están los beneficios de estos cambios? Harris apunta la idea de que cada sociedad tiene su Mito de la Educación, es decir, un estilo de educar socialmente aceptado, aunque no necesariamente el mejor ni el único posible.

Otro argumento se basa en la falta de efectos detectables en las familias no convencionales. Si el papel de los padres es fundamental, qué ocurrirá si no hay padre o si ambos esposos son del mismo sexo u otras combinaciones por el estilo. La respuesta es: nada. Los hijos de madres solteras, de parejas homosexuales o de padres divorciados no son significativamente distintos del
resto de los niños, de acuerdo con muchos trabajos.

Sin olvidar que el proceso de educación es una carretera de doble vía. Solemos asumir que la influencia vade padres a hijos, pero también fluye en sentido contrario. Un niño de carácter muy difícil va a generar respuestas negativas de sus padres, lo que se traduce un ambiente emocional y educativo peor. Como dice el viejo chiste: “Pobre Jaimito, viene de una familia destrozada”. “No me extraña; Jaimito puede destrozar a cualquier familia.”

Más razones esgrimidas por Harris. El sistema educativo tradicional de las clases altas europeas y americanas consistía en minimizar el contacto de padres e hijos, encasquetando la educación de la prole a niñeras, institutrices o colegios internos. Y sin embargo, los hijos de las clases acomodadas se convertían en adultos muy parecidos a sus padres y enseguida adquirían su acento y, casi siempre, sus gustos sofisticados.

En resumen, los estudios de gemelos y las observaciones de Judith Harris han puesto el dedo en la llaga acerca de lo que sabemos realmente: ¿en qué rasgos de la conducta tienen los padres influencia? ¿Cómo afecta una infancia dura al desarrollo de la personalidad? ¿Cómo debería manejarse la desigualdad natural?.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Los placeres de lo bueno

Platón y Aristóteles en la Academia. Rafael Sanzio.


En el Protágoras, Sócrates se empeña en mostrar que lo bueno y lo placentero son equivalentes y que el problema del mal y de la desdicha consiste en que se calcula mal el valor de los placeres. Nos dejamos llevar de las apariencias y de la ignorancia. Por eso la felicidad consistiría en un cálculo adecuado que "mostrando lo auténtico lograría que el alma se mantuviera serena permaneciendo en la verdad y pondría a salvo nuestra existencia".

Esta idea la repite Epicuro: "la vida feliz procede de un cálculo prudente que investiga la causa de toda elección y rechaza las falsas opiniones" y concluye que no es posible vivir feliz sin vivir honesta y sensatamente. Séneca en sus Cartas a Lucilio también concluye que que el verdadero gozo hay que tomárselo en serio, buscando lo que provoque alegría . Más tarde Spinoza señalaba que lo bueno para cada cual es lo que aumenta nuestra capacidad de obrar, provocándonos alegría.



viernes, 14 de noviembre de 2008

Mestizaje

Siracusa, Duomo

Hace perder la absurda identidad y evita el enfrentamiento.

Octavio Paz, al que le preguntaron sobre los recelos entre las razas cuando llegan los conquistadores a América Latina, respondió que “el problema se resolvía follando”. Así resuelve el mortal el problema de la pureza de la raza.

La historia del mundo es la historia de los mestizajes. A Le Pen, en Francia, que se escandalizaba por los muchos negros de la selección de fútbol, habría que recordarle que las emigraciones que hubo de Bélgica a Francia fueron enormes.

Como símbolo de ese mestizaje está la catedral de Siracusa (ciudad de Italia, situada en la costa de la isla de Sicilia) , que es un antiguo templo griego con los intercolumnios y las paredes hechos por los romanos, la decoración árabe y la fachada del barroco español.

La profusión del mestizaje entre blancos y negros, característica de la América hispana desde un comienzo, es a un tiempo efecto de la ausencia de prejuicios raciales y sociales, y causa de que éstos no se produzcan o se den con más suavidad. Esta mezcla ha traído como consecuencia la ventaja de la falta de prejuicios raciales en los países hispanoamericanos, lo cual bien podría calificarse de herencia cultural de los primeros españoles conquistadores.

martes, 11 de noviembre de 2008

Amar el conocimiento

Rafael Canogar

Según George Steiner, no hay conocimiento filosófico ni científico limpio de dudas y de frustraciones. Cierto, ¿pero da eso tristeza? No debiera. La tristeza del reo procede justamente de un exceso de certidumbre. Sin una mínima dosis de incertidumbre no nos interesaría comprender. El gozo intelectual se cultiva en campos llenos de sombras, no en campos cegados por la luz.

Además Spinoza llamaba amor intelectual de Dios el amor por el conocimiento porque es un intento de ver la forma divina que tiene cada cosa cuando se observa desapasionadamente.

En el amor por el conocimiento no hay desengaño porque se aman cosas que no necesitan amarnos. Precisamente el amor del sabio es el amor que evita el desengaño y de la forma más rotunda; cortando el nudo gordiano: no se quiere una cosa porque nos vaya a querer a nosotros, sino que se trata de amar cosas para las cuales nosotros somos enteramente indiferentes.

A Bertrand Russel le preguntaron una vez que si prefería la felicidad o el conocimiento. Y dijo que este último porque si no, no te crees la vida.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

TRIUNFO DEL CRISTIANISMO EN ROMA (Y de paso, VIVA OBAMA)


Catacumbas romanas

El factor decisivo para un desarrollo tan rápido fue que las comunidades cristianas ofrecían ayuda a la gente y también identidad dentro del marasmo que reinaba en el Imperio y además protagonismo a sectores marginados, como las mujeres.

Mientras en Roma con frecuencia se abandonaba o sacrificaba a las niñas cuando nacían, las primeras comunidades cristianas acogieron a las mujeres con respeto y éstas tuvieron un protagonismo muy fuerte que perderían después dentro de la Iglesia.

La mujer -ya Jesús había tenido, a diferencia de otros profetas, un grupo de seguidoras- y el auxilio que los cristianos prestaron a los enfermos durante las grandes epidemias que asolaron el Imperio fueron los factores decisivos de su expansión.

Y por los pobres. La mayoría de la población del imperio romano no era romana. Muchos de los pueblos conquistados vivían de una deplorable, eran pobres y tenían que pagar enormes impuestos.

El cristianismo ofrecía una fe al alcance de estas comunidades, que no tenían mucho para ofrecer a los dioses romanos. Tenían la posibilidad de la salvación y de la igualdad. Por eso muchos lo adoptaron.

Posteriormente el emperador romano Teodosio aceptó el cristianismo como una religión, así acabaron las persecuciones. La historia dice que la acción de Teodosio se debió a la influencia de su madre (una practicante de la religiones paganas de la época) y a un sueño que tuvo. En realidad, es bastante obvio que reconoció el potencial del cristianismo para mantener controladas a las masas.

Más tarde, Constantino usó la misma táctica del sueño para proclamar al cristianismo como la religión oficial y único del Imperio. Entonces los perseguidos fueron los no cristianos.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Einstein y los gusanos


Vivimos en un mundo en el que no siempre somos conscientes de los trucos que nos hace nuestra mente. Por ejemplo, cuando te miras en un espejo a 2 metros de distancia, puedes creer que te estás viendo en ese mismo instante, pero realmente estás mirando la imagen de cómo eras hace 16 nanosegundos (Esos 16 nanosegundos son el tiempo que tarda la luz en reflejar tu cara en el espejo y volver). Así que, en cierto modo, estás mirando al pasado. Lo hacemos constantemente. Ocurre siempre que miras por la noche al cielo para observar la Estrella Polar – aunque parece que está justo encima de ti, de hecho estás viendo la estrella tal y como era hace 630 años. Así que algo de lo que podemos estar seguros es que el tiempo no es siempre lo que parece.

Adentrándose en conceptos más complicados, algunos físicos opinan que existe un número infinito de universos paralelos en el cosmos - y que sólo vivimos en uno de ellos, sin ser conscientes de que existen los demás. A pesar de haber sido considerada como un cuento de ciencia ficción, la teoría de los universos paralelos hoy en día está directamente relacionada con recientes observaciones cósmicas. Aunque hay muchos puntos de vista distintos sobre cómo pueden funcionar los universos paralelos, una de las explicaciones más elegantes proviene de una nueva frontera en la física contemporánea: La Teoría de las Cuerdas.

La Teoría de las Cuerdas afirma que el universo está formado por pequeñas cuerdas o membranas que vibran en 11 dimensiones. En esta teoría sobre un cosmos multidimensional, los universos paralelos podrían estar separados de nosotros tan sólo por una fracción de milímetro. Nuestro universo y todo lo que hay en él podría ser una fina rebanada en una barra de pan inconcebiblemente grande.

Aunque la mayoría de estas teorías siguen dejando muchas preguntas sin resolver, el potencial que sugieren para viajar en el tiempo y manipular el pasado o el futuro es algo alucinante. El hecho de darnos cuenta de que existe mucho más universo del que nosotros somos conscientes, nos ayuda a apreciar nuestro lugar en el cosmos.

En esta física teórica y posible, para viajar en el espacio que existe entre pasado y futuro se podrían usar los agujeros de gusano. Los agujeros de gusano, también conocidos como “puentes de Einstein-Rosen(basándose en un artículo de Albert Einstein y Nathan Rosen en el que proponían un puente para poder viajar entre un agujero negro y un agujero blanco a una velocidad mayor que la de la luz) y ”túneles del espacio“, son una característica hipotética del espacio-tiempo que podría proporcionar un atajo en el tiempo entre un punto y otro. Los agujeros de gusano, parecidos a los agujeros negros, se crean por fuentes de intensa gravedad que hacen que el entramado del tiempo y el espacio se pliegue o se deforme. Al igual que un gusano puede llegar de un lado a otro de un manzana desplazándose por el centro, los agujeros de gusano pueden ofrecer un camino rápido a un lugar alternativo de este o de otros universos.

¿Entonces podemos alterar acontecimientos que ya han ocurrido? ¿Nuestro futuro puede realmente cambiar nuestro pasado? Las respuestas están abiertas.