martes, 6 de enero de 2009

Los estragos del vicio alcanzan a la virtud

El Veronés, Joven entre la virtud y el vicio




No nacemos virtuosos, llegamos a serlo. ¿Cómo?- Por la educación, por la urbanidad, por la moral, por el amor. La urbanidad es una apariencia de moral, actuar educadamente es actuar como si fuésemos virtuosos, decía Kant en la "Crítica de la razón práctica".

Virtud -lo mismo que areté», su antecesora griega- significa la energía que hace posible la excelencia. La virtud del corredor es la velocidad, y la del pintor, la destreza con el pincel, y las virtudes del hombre, aquellos hábitos que le conducen a la felicidad y a la grandeza.El inglés mantiene aún el eco de fuerza de esas palabras, y las traduce por strenghts, fortalezas.

Las virtudes son el lugar donde la psicología y la ética se encuentran. Convierten los valores en rasgos de la personalidad. Los clásicos hablaron de cuatro virtudes básicas: la prudencia, la justicia, el coraje y la templanza.

Decía Savater que la próxima vez se me encuentre con el diablo parafraseará al Fausto de Goethe: ¿Se dará cuenta de que todo lo que hace usted por romper y destruir el orden, en el fondo lo refuerza? En definitiva todo lo que está haciendo es para bien, no para mal. Usted está trabajando como un empleado. Se rebeló contra su jefe, pero sigue siendo el empleado de siempre.

Así ahora en vez de buscar la virtud, se transforman los vicios en virtudes. Y así la soberbia queda como autoestima, la envidia como justicia, la ira como intolerancia ante los males del mundo. El Diablo es un extraordinario director de márketing que ha logrado vender cada vicio como una virtud.