martes, 3 de marzo de 2009

El valor de la apariencia

Una corriente a favor de la intuición, la emoción, el instinto o el golpe de vista ha dado la vuelta al lema de "las apariencias engañan".

Las apariencias, a las que se atribuía el engaño, han venido a ser la manera más cierta de conocer la verdad. Por la impresión o el impacto se decide la compra o el consumismo. Pero también, según la neuroeconomía, inversiones de mayor categoría. De la misma forma, en la selección de candidatos para casi cualquier actividad, la entrevista personal de unos minutos decide con más fuerza que otros contrastes objetivos

"Nadie cree básicamente en lo real, ni en la evidencia de su vida real. Sería demasiado triste", dice Jean Baudrillard en El crimen perfecto. El crimen perfecto es el de la muerte de la realidad.

En la mujer es lo femenino como apariencia lo que hace fracasar la profundidad de lo masculino. Las mujeres harían bien en dejarse seducir por esta verdad, pues ahí está el secreto de su fuerza. Ni siquiera es exactamente lo femenino como superficie lo que se opone a lo masculino como profundidad, es lo femenino como indistinto de la superficie y de la profundidad. O como indiferencia entre lo auténtico y lo artificial.

Algunos trompe l´oeil del studiolo

Las pinturas del duque de Urbino, Federico de Montefeltro, en el palacio ducal de Urbíno : enteramente hechos en trompe-l’oeil en el corazón del inmenso palacio. Fabricado por Sandro Botticelli y el arquitecto Baccio Pontelli como juego de artificio, sin pretender confusión con la realidad. Es el triunfo de la perspectiva arquitectónica erudita, de un espacio desplegado según las reglas. El studiolo es un microcosmos inverso: separado del resto del edificio, sin ventanas, sin espacio propiamente dicho — en él el espacio es realizado mediante simulación.

Hay un verso en La Tempestad, de Shakespeare, que resume uno de los puntos centrales del budismo: “Estamos hechos de la materia de los sueños”. Para el Gran Vehículo o Mahayana (la corriente esotérica del budismo) el universo nos presenta continuamente formas, colores, olores, sonidos y sensaciones, pero detrás de esas apariencias no hay nada. El universo es ilusorio y vivir es soñar.