domingo, 30 de agosto de 2009

Todo sobre el incesto

El incesto (del latín "incestare", infestar, contaminar) viene a ser, según el diccionario de la RAE, toda "relación carnal entre parientes dentro de los grados en que está prohibido el matrimonio", es decir, cualquier clase de actividad sexual entre padres, hijos, sobrinos, abuelos, nietos, primos y hermanos,

El incesto está prohibido por la ley en casi todo el mundo occidental, aunque no de la misma forma y con la misma intensidad. En España no lo está, pero no por ello deja de estar muy mal visto. Aún así, el sexo entre padres e hijas es mucho más común de lo que pensamos; y no estamos hablando de abusos, sino de relaciones íntimas consentidas y ocultas.


Lucrecia Borgia, la prostituta del Papa Lucrecia Borgia, por Bartolomeo Veneto. Del periódico Público.

No es esto algo nuevo ni moderno: el mismísimo Lot bíblico fue seducido por sus hijas con ayuda de unos tragos de licor de uvas.

"¡Cómo es posible que los hombres sensatos puedan llegar a la absurdidad de creer que el goce de su madre, de su hermana o de su hija pueda ser delito!", se preguntaba el Marqués de Sade en La filosofía en el tocador. Pues lo cierto es que existen infinidad de teorías. Según Freud, el incesto siempre es deseado inconscientemente y su prohibición tiene como función coartar al ser humano de las tendencias de matar a su padre y desposar a su madre. Marks en 1991 llegó más lejos, hasta comparar el asco al incesto con el miedo a las serpientes: algo instintivo o, al menos, de "fácil aprendizaje".

A finales del s.XIX el investigador Edvard Westermarck propuso que tendencia a evitar el incesto podría tener una base biológica e instintiva más que cultural. Cree que es algo que forma parte de la naturaleza humana y que la atracción erótica se desvanece cuando has crecido con otra persona, sea o no sangre de tu sangre, lo cual explicaría la extensión del tabú a los padres e hijos adoptivos. Y además está la explicación biológica, dice que las criaturas nacidas de coitos entre parientes cercanos podrían ser psíquica y físicamente deficitarios.

Los sociólogos, por su parte, dicen que lo que pasa es que el incesto provoca confusión de los roles sociales y por eso no se tolera. Según el antropólogo francés Claude Lévi-Strauss, la prohibición del incesto inaugura la cultura humana, en oposición a la naturaleza. Según Claude Lévi-Strauss, la exogamia favorece los vínculos extrafamiliares al tiempo que mejora el reparto del trabajo comunitario. La madre de un adolescente joven puede verse favorecida por la llegada al núcleo familiar de una hembra joven bien dispuesta para el trabajo. A cambio, ese mismo padre puede “perder” a una hija, porque sabe que tendrá el recambio de una nuera en otro lugar.

Pero la Historia está llena de incestos. Ya en la antigua Grecia, el incesto madre-hijo era paso obligado por aquello del aprendizaje, y los dioses de la mitología griega fornicaban entre familiares sin problemas. En Roma, Nerón se acostaba con su madre y Calígula con tres de sus hermanas. En la Edad Media, el mismísimo Rey Arturo tuvo un hijo con su hermana Morgana. Y en Egipto, la dinastía ptolemaica y muchos faraones se entregaban a prácticas incestuosas, que nunca han sido un tabú en ese país porque en su mitología es el pan nuestro de cada día.

El padre Abraham, el de la Biblia, se casó con su hermana Sara, sentando un precedente que convertiría las Sagradas Escrituras en un cúmulo de incestos... hasta llegar al papa renacentista Alejandro VI, que no dudó un segundo a la hora de fornicar con su hija, la bellísima Lucrecia Borgia.

También se ha cometido incesto por razones de Estado (Cleopatra se casó con dos de sus hermanos). Eso por no hablar de monarquías europeas como los Austrias o los Borbones, que se apareaban entre ellos por imperativo real. Más vicioso fue el caso de Carlomagno, que no dejaba casarse a sus hijas porque las tenía de amantes; o Augusto II el Fuerte, rey de Polonia, - a caballo entre el s. XVII y el XVIII - que tenía como concubina favorita a su propia hija bastarda.

En la actualidad, el incesto es una costumbre permitida en ciertas zonas de habitantes indígenas. La tribu sudamericana de los kubeo, por ejemplo, lo considera un rito de iniciación a la edad adulta. Los indígenas hawaianos y peruanos lo han practicado hasta hace nada. Y en la tribu africana de los tutsi, si un hombre tiene un gatillazo en su noche de bodas tiene que ir junto a su madre para que ésta le devuelva con sus artes la virilidad...

jueves, 27 de agosto de 2009

Las ventajas de ser anciano

Autorretrato Tiziano

A mi juicio, nadie sabe si es joven o viejo. Para saberlo, deberíamos conocer lo que aún nos queda por vivir. Si Rimbaud hubiese escrito sus memorias a los treinta y seis años, lo hubiera hecho en su más extrema vejez, murió nada más cumplir 37. Yo creo que en ese sentido uno puede contar su vida cuando cree tener ya algo de que hablar...

Actualmente se valora mucho la juventud. En otros tiempos la madurez era muy apreciada. Sospecho que eso tiene que ver con la esperanza de vida. Antes no era fácil llegar a viejo, así que eso podía ser un logro, e incluso la gente tenía que madurar, no existía siquiera el concepto de infancia y querían madurar, rápidamente.

Hoy sin embargo parece que tenemos dominada la madurez. Muchos llegarán a la vejez. Hay muchos mecanismos que ayudan a ello. Es como si la vejez ya no fuera un objetivo, está ahí, llegará. Así que intentamos alargar la juventud lo más posible.

Pero bien mirado mientras que de la infancia sólo quedan recuerdos casi siempre falsos, porque la memoria vive de relatos y uno aprende a relatar justamente al abandonar la infancia. Mientras en la juventud estamos a todas horas pendientes de los demás, sujetos al capricho de los mayores, esclavos de nuestro cuerpo y de la voluntad ajena.Y mientras en la madurez empezamos a ponernos gordos, lo que es indicio de estancamiento y además nos implica estar al acecho, no sea que algún día nos de un petardazo y nos quedemos en el sitio.

Así que el más ansiado tesoro debiera ser la vejez. La mejor época para ser delincuente, a partir de los setenta ( los jueces apenas te echan tres años de cárcel) . Lo mejor de Tiziano o de la poesía de Yeats fue en la vejez. Saramago, dentro de lo tópico de su prosa, es un prolífico octogenario. Y encima normalmente sin la esclavitud del despertador y el trabajo.

Además si tu actividad es un trabajo intelectual, si los instrumentos que utilizas son instrumentos del cerebro, conforme avanzas en edad te sientes mejor. Las cosas más complicadas las puedes hacer más fácilmente. Con la edad, uno mejora en cuanto a madurez intelectual. Y lo que es interesante es llegar a ese punto en que tienes tanta riqueza de ideas, que el problema es elegir entre las que más te gustan. Cuando veo a una persona de treinta años tan preocupada por su futuro, por decidir qué va a hacer a continuación, me doy cuenta de las ventajas de haber superado ya esa etapa.

Pero lo mejor de la vejez es ese punto de locura aceptada que hace tolerable perseguir a la criada o a la enfermera escaleras arriba…

sábado, 22 de agosto de 2009

La cocina con los Austrias


El Rey y cuanto le rodea ha supuesto siempre para el pueblo la referencia de lo ideal, de algo imposible de alcanzar. Esta admiración se refleja en nuestra lengua, que aún conserva expresiones como "ser tratado a cuerpo de rey" o "vivir como un rey". Y lógicamente uno de los privilegios de que goza el monarca a los ojos de sus súbditos es el de estar bien alimentado.

Los monarcas españoles no están siempre en Madrid; en determinadas fechas del año van a descansar a los Sitios Reales; a veces hacen viajes a otra provincias, marchan a encontrarse con su futura esposa o a misiones menos gratas como las bélicas. Y en todos los casos hay tres figuras que nunca se separan de su lado: el confesor, el médico y el cocinero, protagonista de nuestra historia.

Madrid en el año 1561 es elegida como capital de España y el Alcázar dispone de unas dependencias destinadas a lo que hoy llamamos cocina y con una organización definida. Es el reinado de Felipe II.

Empieza la cocina de los reyes que representa la historia de un derroche cotidiano, vinos, manjares, con el fin de ocultar las sucesivas crisis económicas y para marcar las diferencias con la burguesía y el pueblo, más modestos en sus hábitos gastronómicos. Hoy nos puede resultar asombroso el que en tiempos de crisis para la Real Hacienda se presentasen a diario ante el monarca más de cincuenta platos para que eligiera.

Nacen los llamados Oficios de Boca que se ocupan directamente de la alimentación de la Familia Real y su complejidad es tal que les obliga a dividir el trabajo en varias secciones con denominaciones afrancesadas: Panetería, Guardamangier, Sausería, etc. Sirvientes, cocineros, criados y bufones, cientos, que participaban del banquete real recogiendo una migajas más que generosas. Por ejemplo, el saucier, Este oficio provee de viangre para las ensaladas y para guisar las viandas de la mesa real. También se encarga de las especias, de gran valor en los siglos XVI y XVII por la dificultad de conseguirlas y su alto precio.

El oficial mayor, Salsier o Saucier disfruta de sueldo, ración ordinaria y un plato de la vianda que se levanta de la mesa de S.M. a mediodía y noche. Su ayudante recibe, además del sueldo, ración ordinaria y un cuarto de carro en los viajes para llevar sus cosas.

Los mozos aumentan en número y pasan de dos a tres a finales del siglo XVII. Uno duerme en las dependencias y se le paga la cama; cuando S.M. camina, él va con las cargas sin apartarse hasta que desembarcan.

En realidad estaba rigurosamente prevista la transmisión de lo sobrante entre los servidores inmediatos, de modo que se formaba una cadena que terminaba en las posadas de la corte.

Existe una relación entre la categoría del cargo y el número de platos a que se tiene derecho, pero a veces se originan rencillas entre los gentilhombres del rey y entre las damas de la reina, que ponen de manifiesto los beneficios que deja este privilegio.

El centro de esas dependencias es la cocina, con sus jefes venidos casi siempre del extranjero junto a las nuevas reinas, y que van a gozar de una posición en Palacio inversa al poder de la Corona.

Quién cocinaba. Las condiciones que debe reunir un buen cocinero en tiempos de los Austrias, eran "sea de buena disposición, de buen rostro y que presuma de galán". Esta seguridad en la afinidad que existe entre la imagen de quien crea un plato y el resultado obtenido puede sorprendernos, pero la hallamos así mismo a la hora de seleccionar a las nodrizas, de alguna manera fuente de alimentación de los infantes.

Se requiere además que conozca un elevado número de recetas, porque realizan hasta muchos platos a diario para que el rey elija el que prefiera y, por supuesto, una resistencia física fuera de toda duda. Las úlceras en piernas y brazos, los dolores de huesos o el reumatismo, les obliga a menudo a pedir permisos especiales para descansar o tomar baños y eso incluso ya en el siglo XX.

En cuanto a la comida de los infantes, desde la antigüedad los médicos aconsejaron la conveniencia de que las madres amamantasen a sus hijos los primeros meses. Ahora bien, las mujeres que dispusieron de medios económicos casi nunca cumplieron esta obligación, empezando por las reinas. De ahí que el primer alimento que recibe el futuro monarca no procede de su madre, sino de nodrizas cuidadosamente seleccionadas para tan delicada misión. Ya en 1541 se señalan las condiciones de una buena nodriza y menciona que además de un agradable aspecto físico, debe tener buen carácter y no ser ni triste ni tímida.

Los infantes reales son amamantados hasta los tres años y en ese mismo momento los doctores de palacio recomiendan enormes comidas a base de asados, caza, mollejas de cabrito, etc El fin era la abundancia diferenciadora del resto de los mortales.

La carne era la base de la alimentación en la realeza y nobleza alta durante la Edad Media y continúa siéndolo en los siglos XVI y XVII. - en el resto de los mortales la base de la alimentación era el pan, tanto que al resto de los alimentos se les denominaba companaticum (acompañamiento del pan)-. Es la carne de carnero la más consumida, seguida de la de vaca, aves y caza.

En cuanto a la Reina, en 1574 Felipe II dicta una Orden que regula el servicio a su mujer, Ana de Austria, y va a ser mantenida por sus descendientes.

Aún entonces hay ocasiones en que la reina come o cena en mesa baja, y se sienta en almohadas, pero no puede subir nadie al estrado donde está puesta la mesa; tampoco cuando come o cena en mesa alta y se sienta en silla puede hacerlo nadie salvo su Mayordomo mayor, aunque coman con ella sus hermanos. A un lado se coloca el Mayordomo mayor y la Copera al otro, debajo del estrado, y las damas que han de servir las comidas y cenas levantan todos los platos y los dan a los pajes y ellos a los Reposteros. Sólo están presentes los oficiales necesarios para tomar los platos y las fuentes, y llevar sobre ellas la toalla. La trinchanta la pone sobre la mesa y encima la primera fuente; en la bandeja la reina se enjuga las manos con la toalla.

Sebastián de Covarrubias, capellán de Felipe II, dice que a los reyes y príncipes no les basta con sus guardias de soldados para protegerlos porque "suele matarlos aquello en que más gusto tienen y más sabor, como es la vianda y la bebida". Por eso dispusieron que se probase primero, y la ceremonia se llamó "hacer la salva". La salva o salvilla es una pieza de oro o plata, sobre la que se sirve la copa al rey, y se llama así por hacerse sobre ella la salva, también de la vianda.

Qué comían. Algunos de los términos con que se denominan los diferentes tipos de comida varían de significado a través del tiempo e incluso hoy siguen produciendo cierta confusión.

El primer alimento que se sirve en el día ya en el siglo XVI se conoce como desayuno, aunque a veces se emplea en su lugar la palabra almuerzo. Lo más habitual es tomar sopa o huevo frescos.

El término comida aparece tanto aplicado a los alimentos que se toman como al servicio principal de mediodía. Dice Covarrubias: "De ordinario el pasto que se hace a medio día, como cena a la noche". Si la comida es abundante en manjares y rica en aparato se llama banquete, y toma el nombre de las mesas o "bancas" sobre las que se ponen las viandas.

Los comensales de la mesa real evolucionan desde un islote solitario y reverenciado en el Siglo de Oro, hasta estar compartida por el monarca con personas que muchas veces no pertenecen a la nobleza.

martes, 18 de agosto de 2009

Pintadas

El festín de Baltasar.Rembrandt- National Gallery - Londres

Si nos atenemos a la Biblia, el primero que hizo una pintada fue el propio Jehová. Utilizó la pared del salón palaciego del rey Baltasar, justamente en el momento en que este monarca poco piadoso celebraba un concurrido banquete, y escribió con letras de fuego Mane, Thecel, Phares. Naturalmente nadie lo entendió, reclaman entonces a Daniel, el profeta que además de amonestar con severidad a Baltasar, le explica el significado de las tres palabras. Se trata de las predicciones de la caída del rey. Mane significa que Dios ha puesto fin a su reino; thecel, que su peso en la balanza no ha alcanzado el requerido; y phares, que el reino se ha dividido y se entrega a medos y persas.

Probablemente el género más antiguo de grafitos, después del teológico, es el pornográfico. En los muros de Pompeya que respetó el volcán se han encontrado muchos (recogidos en el tomo 41 de la Biblioteca Clásica Gredos), aunque la mayoría responden a pautas previsibles: "Me he follado a la tía de la taberna", "El que suscribe, Suriano, dio por culo a Mevio", "Es una orden de tu carajo: hay que hacer el amor", junto al clásico "Teucro está enamorado". Por lo que se ve estas necesidades expresivas se prestan a pocas variaciones a través de los siglos.

Algunos no se han limitado a las palabras y añadieron gráficos. En uno de sus ensayos, Montaigne deplora los colosales falos que solía encontrarse dibujados en las paredes de las letrinas porque, según él, inducían a las mujeres a hacerse indebidas ilusiones sobre el tamaño real de los miembros masculinos...

También las pintadas de índole política tienen larga historia: por ejemplo, en el siglo XIX los invasores franceses de Italia vieron repetida en las calles la leyenda "VERDI", que no sólo era el apellido del patriótico compositor sino las siglas de Vittorio Emmanuel Rey de Italia. Pero sin duda las más célebres entre nosotros siguen siendo las que relucían en las fachadas parisinas durante Mayo del 68. No sólo expresaban demandas políticas en el sentido tradicional del término, sino inquietudes más amplias y poéticas. Fueron vindicaciones de lo posible más allá de limitaciones normativas ("Prohibido prohibir"), denuncias de la rutina establecida ("Corre camarada, el mundo viejo te persigue"), exigencias de una transformación que desbordase lo real ("Tomad vuestros deseos por la realidad", "Sed realistas, pedid lo imposible", "La imaginación al poder"...).. En algún caso, se recurrió directamente a la voz de un poeta ("He aquí que llega el tiempo de los asesinos", un verso de Rimbaud que brindó a Henry Miller el título de un ensayo y que no se refiere al aumento de crímenes, frecuentes en todas las épocas, sino que celebra el regreso de los fumadores de hachís).

Es fácil hoy denunciar la ingenuidad de estos lemas y marcarlos como peligrosos si se los pone en práctica, estorban. Hoy lo que se lleva es el saqueo y el fraude fiscal, tan práctico...


jueves, 13 de agosto de 2009

El erotismo de las estatuas

El romano Plinio el Viejo cuenta la pasión erótica que suscitaba la estatua policromada Venus de Cnido, de Praxíteles, pues alguno se le abrazaba durante la noche y la besaba dejando la estatua llena de huellas. Ovidio relata el caso del escultor Pigmalión cuya hermosa estatua de Venus, cincelada por el mismo, le llenó de pasión de tal manera que igualmente se abrazaba con ella y la besaba.

Venus Colonna, copia romana de la Venus de Cnido

Pero nadie llegó al nivel del romántico Heinrich Heine. En su libro Noches florentinas cuenta el caso de un joven que se dirige a un jardín donde yace una estatua femenina que le obsesiona para besarla. Lo hace con gran voluptuosidad y siente tal deleite que se convierte exclusivamente en un adorador de estatuas, y lo curioso el que el propio Heine actuaba igual según le confesó a un amigo más tarde. Heine evocaba una de sus últimas salidas antes de quedarse paralítico, fue el Louvre para contemplar la Venus de Milo Se postró ante ella y conmovido pasó largo rato a sus pies. A pesar de todo Heine murió de sífilis que seguro no le contagió una estatua.

En el año 30 del pasado siglo Luis Buñuel, con guión ex- aequo con Salvador Dalí , realiza La Edad de Oro y en uno de sus fotogramas recoge la escena en que una actriz lame con frenesí el pie de la estatua de Diana, lo que provocó - unida a otra escena en la que muestra a uno de los personajes de “Los 120 días de Sodoma” de Sade interpretado por Jesucristo - que fuera retirada una semana más tarde para salvaguardar el orden público. Envuelta en el escándalo, recibió violentas críticas, ataques de la extrema derecha, y fue prohibida en Francia y en Estados Unidos.

sábado, 8 de agosto de 2009

Sexo y arte de los fluidos corporales

Júpiter y Antíope. Rembrandt

Henry Miller en Trópico de Cáncer proclama que cuando un hombre arde de pasión quiere verlo todo, incluso como ella hace pis. Es como si el hombre quisiera retornar a la humedad del seno materno. Los franceses dicen retourner dans la mére, retourner dans la mer. Miller confiesa que una vez en un parque se puso debajo de una mujer de forma que pudo verle todo y esa visión le procuró tal paz interior que se quedó dormido.


Sin saberlo se produce una fascinación inversa en las mujeres: hay cierta práctica que se da en algunos lugares de Grecia y los Balcanes y es que durante las fiestas los hombres llevan pañuelos en sus sobacos para regalar a las mujeres que invitan a bailar. Hay algo fascinante en el olor, no en el mal olor sino en el olor personal y privativo de la otra persona

La ovulación aumenta la respuesta a la feromona androstenol (que contribuye al olor corporal masculino). El responsable de todo este oloroso asunto es el órgano vomeronasal, situado en la nariz. Los roedores lo usan para buscar pareja: detectan las feromonas presentes en la orina de otras ratas. Así evitan escoger compañeros sexuales con un sistema inmune demasiado similar al suyo y se aseguran una descendencia sana.

Este instinto también está en los humanos: en ensayos con mujeres a las que se les pidió que olieran camisetas sudadas por distintos hombres. se encontró que preferían el olor de aquellos cuyo sistema inmune era diferente al suyo. Pero las mujeres que tomaban la píldora escogían al hombre con un sistema inmune parecido. Parece que el sabotaje al ciclo menstrual femenino confunde a los instintos.

Dalí en Diario de un Genio comentaba a mediados del siglo XX. que viajando por Francia con Marcel Duchamp éste le explica la idea de un artista en Verona que vendía excrementos de otros artistas a los que había esculpido. dentro de frasquitos, a los que había dado forma. Dalí señaló que lo que le hubiera gustado era tener las pelusilla del ombligo de Rafael Sanzio. el maestro pintor del Renacimiento.

Posible retrato de Rafael Sanzio. Wiki

Todo lo corporal produce en el fondo atracción.

domingo, 2 de agosto de 2009

Adulterios de adultos

La famosa etóloga Helen E. Fisher en el reeditado 'Anatomía del amor. Historia natural de la monogamia, el adulterio y el divorcio' hurga en los comportamientos no aprendidos de la conducta y se extiende por su desarrollo en la cultura,

El libro muestra muchas evidencias, como la frecuencia y normalidad del adulterio en todas partes - que va desde actividades tan diferentes como la hospitalidad sexual de los esquimales hasta el sentimiento norteamericano de que la intimidad fuera del matrimonio, aunque no haya sexo, es una forma de adulterio-.

Los amores de Helena y Paris. David. Vía Wikipedia

En fin, "Señor, dame castidad y continencia, pero no todavía", que decía Agustín de Hipona.

Afirma Fisher que vivimos en una cultura rara, en la que el entorno sociológico nos induce a invertir en fidelidad conyugal, mientras la práctica demuestra que realmente la energía la empleamos en meternos en otras sábanas.

Resulta que el adulterio es un comportamiento evolutivo adaptativo. Los hombres quieren multiplicar su linaje como sea y las mujeres buscan protección y seguridad para ellas y su progenie (si les basta con uno se convierten en santas y si no se fían del uno, cogen más).

Pero la cultura lo mediatiza según épocas y posición: Lucien Febvre, fundador de la famosa escuela histórica francesa de los Annales, comenzaba su curso de Historia Moderna rememorando una madrugada en la cual Francisco I de Valois regresaba de incógnito a su castillo tras yacer en el lecho de su amante; a su paso, las campanas de una iglesia llaman a los oficios; el rey entra, se arrodilla y reza fervorosamente; luego, vuelve a subir a su caballo y se reúne con los suyos.Pide a los estudiantes que lo interpreten: quiere hacerse perdonar su adulterio, por el que se siente culpable, antes de recibir el abrazo de su mujer y sus hijos. Nada de eso, replica el maestro: en el siglo XVI, al menos para un Valois, no había incongruencia alguna en pasar de las armas al lecho del placer, de éste a los bancos de la iglesia y de estos últimos al seno de la familia, sin que supusiera la menor sombra de hipocresía.

Pero actualmente a las diferentes culturas la infidelidad no les sienta muy bien. A la hora de combatirla, algunos toman medidas drásticas. Los hombres bantúes de África Sudecuatorial untan su pene con un veneno antes de hacer el amor con su esposa. Están convencidos de que el veneno no afectaría a la esposa pero sí al posible amante.

Como decíamos, en cambio algunos esquimales son tan hospitalarios que acostumbran a agasajar a sus visitantes masculinos ofreciéndoles una noche con su mujer.

Por el contrario, entre los miembros de la sociedad de los Turu de Tanzania, se da por hecho que las mujeres tienen amantes, pero es su obligación mantenerlo en secreto. Para ello colaboran los vecinos con su silencio.

Literariamente, el otro día recordé El desorden de tu nombre' de Juan José Millás, que se vale de una trama amorosa construida sobre el esquema típico del triángulo: el protagonista que es un ejecutivo de una editorial; su psicoanalista, y la esposa de éste, Laura, de 35 años. O la novela El primo Basilio, de Eca de Queirós que cuenta la traición de la joven y encantadora Luisa, que engaña a su marido con el primo del título.

Ya David es adúltero en el arranque del Antiguo Testamento, como lo es Helena en La Ilíada; desde los albores del relato escrito hasta la pasión homosexual de Brokeback Mountain, el tema del adulterio es constante en la narrativa. Lo cual remite al matrimonio, que lo antecede en la experiencia: para que exista el adulterio, hombres y mujeres deben haberse prometido fidelidad, un amor exclusivo. Al menos a mí, esta promesa me parece más sorprendente y más misteriosa que el adulterio.

W. Somerset Maugham dice que el amor es una broma pesada que se nos juega para asegurar la preservación de la especie. Si así fuese, debería sernos natural la reproducción con cuantos se nos presenten cada vez que sucumbimos al celo, como ocurre con la mayoría de los animales. Y sin embargo, casi desde el origen de la especie, el hombre tendió a organizarse de manera monogámica. Me pregunto cuáles serán las razones. Zeus se veía obligado a adoptar los disfraces más indignos para ocultarse de su esposa cada vez que copulaba con una mortal, llegó a hacerse pasar por un cisne ¿Cómo es posible que ya entonces el adulterio fuera asunto mal reputado? Las cópulas de Afrodita con Marte y de Helena con Paris, que acaban tan mal, lo atestiguan.

La maldición del adulterio suele justificarse por la legitimidad de la descendencia, pero me parece un argumento flojo.

Y no es evidente que se considere una traición a la sangre. El marido sufre pero a ese dolor debe añadirse la vergüenza, porque el cornudo siempre y en todo lugar ha sido motivo de burla. No así la adúltera, la cual recibe castigo, pero no humillación.

Todos sabemos además que  paradñojicamente sólo una porción pequeñísima de adúlteras acaba siendo conocida. Todos los adúlteros, en cambio, acaban siendo descubiertos.