jueves, 8 de septiembre de 2011

Felicidad sin esperanza

 La esencia de la felicidad es alcanzar lo que nos gusta, que es lo único que deseamos; conseguir nuestros deseos es lo que nos salva. Aristóteles decía que el deseo es la fuerza motriz. Mucho más tarde Spinoza decía que es la esencia de la humanidad.

Y la primera lección para conseguir lo que se quiere es actuar más y dejar a un lado la esperanza y el miedo. La esperanza en que cambie todo y llegue algo mejor es el enemigo de la vida que merece la pena ser vivida porque nos hace pasivos y nos confina al miedo.

Sólo esperamos lo irreal y en cambio, amamos lo real. Para ser feliz lo mejor es desear lo que existe tal como es.

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